
(5 de octubre de 1931 - 13 de mayo de 1987)
Ismael Rivera, apodado "El Sonero Mayor", nació el 5 de octubre de 1931 en el antiguo San Mateo de Cangrejos, Santurce, Puerto Rico. Fue el primer hijo del matrimonio compuesto por Margarita Rivera García, ama de casa, y Luis Rivera Esquilín, carpintero ebanista. A Ismael le siguieron cuatro hermanos: Diego, Laura, Ivelisse y Tommy. De niño se distinguió por un apasionado interés en la música y se las pasaba improvisando con latas y palitos. A temprana edad debió abandonar sus estudios para buscarse unos pesitos como limpiabotas y así contribuir con el sostén del hogar. A los 16 años se inició como albañil, aunque se las pasaba cantando y tocando en los rumbones que se formaban en la Calle Calma y otros sectores del Santurce Cangrejero, en unión de su amigo y compadre Rafael Cortijo.

En 1952 debió dejarlo todo para formar parte del ejército de Estados Unidos, pero fue licenciado
por su deficiencia en inglés. A su regreso a la isla, Cortijo le consiguió trabajo con la Orquesta Panamericana de Lito Peña, con quien grabó y pegó los éxitos "El charlatán", "La vieja en camisa" y "La sazón de abuela". Con "El charlatán" se dio a conocer en todos los rincones de la Isla, y posteriormente consiguió la fama internacional. Entre set y set, Maelo salía de El Escambrón y se iba a descargar con su amigo Rafael Cortijo en el Black Magic de Miramar. Un incidente de faldas precipitó su salida de la Orquesta Panamericana y Lito le pidió que no cantara ese día en el programa radial de la orquesta. Pero Ismael decidió no cantar con la orquesta ése ni el resto de sus días.


A finales de los 50’s, la bomba y plena logran introducirse en los más reclamados salones de
baile, gracias al combo de Cortijo y su cantante Ismael. Tal fue el asombro ante el fenómeno musical creado por Ismael y Cortijo, atraído por la finura de sus nítidas improvisaciones y excepcional clave, que el ‘bárbaro del ritmo’, Benny Moré, lo bautizó como ‘el sonero mayor’, nombre que le seguiría durante su gloriosa carrera musical. Esta gran acogida de Cortijo y su Combo se debió a que expresaban el sentimiento de su gente y revertían con optimismo los problemas de su pueblo, celebrando el presente y saludando jubilosos el futuro y la esperanza. En Nueva York, la colonia latinoamericana escuchaba y bailaba su música porque les recordaba quiénes eran, mientras a los boricuas residentes en la urbe los hacía sentirse de regreso a su patria. Durante esos años la banda alternó con las grandes orquestas que deleitaban a los baliadores en el famoso Palladium Ball Room, entre éstas la de Tito Rodríguez, Tito Puente y Pérez Prado.


Tras un problema con la justicia, Maelo es separado de la sociedad y enviado a cumplir sentencia en el programa carcelario de rehabilitación en Lexington, Kentucky, donde permaneció confinado cerca de cuatro años. Un compatriota suyo, Bobby Capó, sintió como propio el encierro de Ismael, y le compuso un número que llegaría a convertirse en himno de los reclusos: "Las Tumbas".

Al salir de la cárcel, mientras su compadre Cortijo reintegra a varios de sus músicos en su "Bonche", Maelo adelantó música con el percusionista Kako, Tito Puente y su propia orquesta, Los Cachimbos, para tocar lo que realmente quería, lo que le gustaba. Desde la gran manzana, Maelo y los Cachimbos impactaron el panorama musical con sus grabaciones "La controversia" y "La soledad", y posteriormente "Mi negrita me espera" y "Dime por qué", dos clásicos de la salsa. Curiosamente, los salones de salsa en Medellín cierran con "Mi negrita me espera", todos la cantan a coro sin bailarla. Otros éxitos con Los Cachimbos fueron "San Miguel Arcángel", "La gata montesa", "La manía de tu mujer", "Maña, Maña" y el bolero de serenata "Hasta Mañana".
En agosto de 1974 hubo un histórico reencuentro en el Coliseo Roberto Clemente, entre Cortijo e
Ismael y los ex integrantes de su banda, dirigidos entonces por Rafael Ithier bajo el nombre de El Gran Combo; un acontecimiento musical que dejó éxitos como "Ellos se juntan", de Kito Vélez y Sammy Ayala; una nueva versión de "Perico", de Juan Hernández; "Perfume de rosa", de Rafael Ortiz; "El negro bembón", de Bobby Capó; y "Maquinolandera", de Margarita Rivera, Doña Margó.

La muerte de su compadre Rafael Cortijo lo afectó sobremanera, al extremo de perder la voz, pese a que atesoraba la esperanza de recuperarla para cantar en un magno homenaje que le preparaban sus familiares y amigos en el Coliseo Roberto Clemente, con una fanfarria de vientos y poderosos ritmos. Pocos días antes, pasadas las cinco de la tarde, Maelo se encontraba en su casa acompañado de Doña Margot, cuando de repente le sobrevino un infarto cardíaco. En ese instante abrió los ojos, abrazó a su madre, le apretó las manos y poco después falleció, dando la clave para iniciar un 'entierro a la moda'.
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