EL SEÑOR BONGÓ

Roberto Roena es considerado uno de los mejores bongoseros de la salsa y en general la música del caribe, reconocido también por sus grandes dotes para bailar al ritmo de la clave y su campana. Aunque nació el 16 de enero de 1940, en el barrio Dulces Labios de Mayagüez, su familia se trasladó a Santurce, cuando apenas tenía 9 años, donde empezó a mostrar sus dotes musicales.

Inició bailando y tocando bongó con su hermano ‘Cuqui’ con quien se presentaba en La Taberna India y en el Canal Dos de TV; allí fue descubierto por Rafael Cortijo en 1956 y desde ese momento comenzó a enseñarle sus secreto como percusionista para convertirlo en un ‘showman’ tocando bongó y campana, al tiempo que bailaba y hacía coreografías. Siete años duró Roena con Cortijo & su combo hasta cuando se crea El Gran Combo por parte de Rafael Ithier, tras la aprehensión de Cortijo y Maelo Rivera.

Desde entonces, Roena ha hecho parte de las más grandes agrupaciones de la salsa. Sin ser músico ni haberla estudiado, fundó su propia agrupación, El Apollo Sound, justo cuando el hombre llegaba a la luna. Por esta agrupación desfilaron artistas de orquesta como Tito Puente, Cortijo y su Combo, El Gran Combo y Los Sunsets, entre otros, y músicos de las calidades de Mario Ortiz, Bobby Valentín, Elías López, Luis "Perico" Ortiz, Papo Lucca, Papo Pepín, Mario Corá y muchos más, así como cantantes  de la talla de  Sammy González, Piro Mantilla, Tito Cruz, Carlos Santos, Tempo Alomar, Papo Sánchez, entre otros.

El formato de la banda pretendía presentar un sonido diferente con la combinación de dos trompetas, un trombón y un saxofón, emulando  el ‘brass’ de una agrupación de rock llamada Blood, Sweat and Tears.

De Roberto Roena y su Apollo Sound tenemos  que mencionar exitazos como Tú loco loco y yo tranquilo, El escapulario, El sordo, Soñando con Puerto Rico, Traición, Chotorro, Mi desengaño, Fea, Marejada feliz, Cui cui, El progreso, entre muchos otros. Roena es hoy, sin duda alguna, leyenda viviente de la salsa mundial… larga vida al señor bongó…

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