RECORDANDO A IBRAHIM FERRER


Nació en San Luis, un pueblito cercano a Santiago de Cuba, en medio de un baile que se celebraba en un club social, en 1927. Su infancia fue difícil, estuvo cerca de la muerte al contagiarse de tétanos y a apenas con 12 años quedó huérfano de madre y padre. La necesidad de trabajar y sobrevivir le hizo permanecer más en la calle que en la escuela, vendió caramelos y palomitas de maíz. Pero tenía una gran compañía y aliada, la música, con la que a los 14 años formó un grupo junto a su primo para amenizar las fiestas del barrio. Se llamaron Los Jóvenes del Son.

Fue el cantante principal de la orquesta de Pacho Alonso en los años cincuenta. En 1955 interpretó el famoso tema ‘El Platanal de Bartolo’, con la Orquesta Chepín Chovén. En ese entonces, 1957, decidió irse a La Habana, consiguió ingresar a la orquesta Ritmo Oriental y acompañó al gran Beny Moré, para después reincorporarse antes de reunirse de nuevo con Pacho Alonso en el grupo Los Bocucos, con la que realizó giras mundiales y ganó reconocimiento.

Pero llegaron años difíciles, donde el trabajó se hizo escaso, a pesar del gusto y la petición de los oyentes y amantes de su música. Ya las orquestas no lo llamaban para acompañarlos con su melodiosa voz, por lo que decidió retirarse de los escenarios en 1991; vendió su casa y se recluyó en una pensión, seguramente pensando en pasar sus últimos años en solitario, incluso, trabajó de lustrabotas para poder conseguir algún ingreso.

Seis años después, en 1997, algunos amigos músicos lo convencieron de regresar a los estudios grabar con la orquesta ‘Afro Cuban All Stars’ el álbum ‘A toda Cuba le gusta’, y luego hacer parte del fenómeno musical del ‘Buena Vista Social Club’, al lado de otras veteranas figuras como Compay Segundo, Rubén González, Omara Portuondo, Orlando ‘Puntillita’ Leicea, Orlando ‘Cachaito’ López, Eliades Ochoa, entre otros.

Con este tremendo proyecto encabezado por Ry Cooder, recobró el reconocimiento, ganó dos Premios Grammy, volvió al Carnegie Hall de Nueva York, y se paseó de nuevo por estadios y auditorios. En 1998 protagonizó su película autobiográfica. Ibrahim Ferrer Planas falleció a los 78 años, del 6 de agosto del 2005, en un hospital de La Habana.

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