EL CENTURIÓN DE LA NOCHE

Cuando se trata de algún arte todas las opiniones son válidas, pues responden al querer y al sentir de las personas, de aquellos que expresan su parecer respecto de algo o de alguien, finalizando en un comentario subjetivo llevado por el parecer de cada uno. Hoy, seguramente esos comentarios saltarán por montones, debido al personaje que quiero homenajear.

El domingo 26 de julio domingo conmemoramos el cuarto aniversario del fallecimiento del más grande cantante de música tropical (léase salsa, cumbia, porro, cumbión y demás ritmos afrolatinos, especialmente los del litoral caribe cafetero) que ha tenido nuestro país, Álvaro José Arroyo González, el gran Joe Arroyo, quien se fue con su música para otra parte el 26 de julio del año 2011 y sepultado en Barranquilla.

Sobre el Joe se ha escrito mucha literatura en periódicos, revistas, magazines, se han publicado un par de libros y hasta de emitió una telenovela, que incluso en el exterior ha caído muy bien. Pero a pesar de ello creo que el país musical está en deuda con el cantante cartagenero, pues, como sucede casi siempre, sólo hasta su muerte nos vinimos a dar cuenta, o mejor, a valorar el aporte cultural de Arroyo al folclor colombiano.

El Joe era puro talento, sus leucocitos eran corcheas y sus neuronas, seguramente, fusas o semifusas que poblaban un pentagrama de carne y hueso que se movía al son de su clave, derrochando sabrosura y sentimiento en cada uno de sus fraseos, muchos de ellos sólo entendidos por él mismo, pero que al bailador no le importaban, simplemente se disfrutaban.

Su discografía es un abanico musical, se deleitaba fácilmente con la salsa, y en esa faceta lo conocimos muy bien, pero igualmente hacia chandé, pilón, cumbias, porros, merecumbé y hasta vallenatos, pues acompañó y se hizo acompañar de muchos de los buenos intérpretes de este género colombiano.

Muchos fueron sus éxitos, en cada publicación editada la rompía con dos, tres y hasta cuatro diferentes temas, los que se encumbraban fácilmente en los listados de música tropical en Colombia y toda américa, sin dejar de lado la gran aceptación de la que gozaba en suelo europeo, porque hasta los ‘monos’ del otro lado gozaban con la melodía del Joe.

Manuel Villanueva & su Orquesta, Los Líderes, Los Bestiales, El Supercombo Los Diamantes, La Sonora Guantanamera, La Protesta, Fruko & sus tesos, The Latin Brothers, Pacho Galán, Los Titanes, La Verdad, entre otros, fueron el nicho de esta monstruo de la música caribeña y tropical, del cual guardamos sus mejores recuerdos. Yo prefiero acordarme de las cosas buenas de la gente.

Aunque nació y comenzó su carrera en Cartagena, ‘Quilla’ fue la ciudad que le ayudó a construir su imagen artística; el Carnaval de Barranquilla y su Festival de Orquestas siempre lo recordarán. Fue tanta la presencia e influencia de su música, que hubo necesidad de crear otra categoría, porque ya el Congo de Oro era pequeño para el arrasador Arroyo; ganó 18 Congos, 4 Súper Congos y un Grammy. Hay quienes dicen que el Carnaval sin Joe ya no es lo mismo…

Sus mujeres, Adela Martelo, Juana Gaviria, Mary Luz Alonso y Jackeline Ramón, tendrán muchos motivos obvios para recordarlo (cada una a su manera), así como sus hijos Adela, Tania, Nayalibe (Peloti), Eikol (Tatico), Johanna y Dinkol, conservarán en sus memorias la figura del Joe Padre, y seguramente el ‘planeta musical’, nosotros los melómanos, tendremos siempre un escenario especial para seguir manteniendo vivo el trabajo y el aporte de uno de los artistas más importantes de toda nuestra historia.


Descansa en paz Joe, nosotros seguiremos disfrutando de ‘La noche’ con un ´Tumbatecho’, ese que a veces te dejaba ‘Confundido’, en compañía de ‘Tania’, ‘Manyoma’ y ‘El Caminante’. Yo, al igual que tú, ‘A mi Dios todo le debo’. Seguiremos batallando esta ‘Guerra de los callados’ para que tu joesón continúe sonando en las ‘Noches de arreboles’.

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