SE NOS FUE EL HOMBRE DE LOS PISTONES BLANCOS Y LAS NEGROS

El pasado miércoles falleció en Nueva York uno de los mejores músicos de la salsa en los últimos tiempos, el maestro Wayne Gorbea, pianista, percusionista y gran conocedor del sonido del barrio latino, forjador de un sonido propio y de un formato que lo llevó rápidamente a encumbrarse en las listas de preferencia de los amantes, los bailadores y los conocedores de la  cultura afrolatina.

Nacido en la ‘gran manzana’ pero de padres puertorriqueños, Gorbea tuvo desde niño la inclinación musical, talento que le llevó a aprender a interpretar varios instrumentos, comenzando por el violín, pasando por la percusión y afincándose delante de los ‘pistones blancos y negros’, de donde vino su mote.

Quizás el sonido que mayormente le influenció fue el de los pianos de los Palmieri y Richie Ray, de donde extrajo su cadencia y su amplitud de compases, siempre muy marcados, lo que le permitió rápidamente tener un selo característico. Temas como ‘El yoyo’, ‘Mejorando la vida’, ‘Lo que dijo Justi’, ‘Estamos en salsa’, entre muchos otros, son y serán parte obligada del repertorio de todo aquel que se diga ser salsero.

Su primera agrupación fue La Nueva Comparsa, una vez regresó de la guerra de Corea; luego hizo parte de ‘El conjunto Salsa ‘73’, hasta llegar a fundar su ‘Salsa Picante’, con la que se ganó el respeto, la credibilidad y el aprecio de la crítica salsera. Gorbea era dueño de un sabor sin igual, con sus temas danzaron los bailarines hasta extasiarse, pero también disfrutaron los soneros, aquellos amantes de la salsa más cadenciosa  y melódica.

“El barrio tiene la llave, el Bronx botó la pelota con mi guaguancó,
Como mi ritmo  lo ha unido, ahora se escucha un silbido… aló aló…”

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